Cada misión es una forma concreta de tender la mano a quienes más lo necesitan.
Cada gesto se convierte en un acto que devuelve dignidad y consuelo.
Servir es una aventura humana y espiritual; significa abrirse a los demás, dejarse tocar por los encuentros que se tienen y salir transformado, lleno de un sentimiento de fraternidad que irradiará más allá de los muros de San Pedro.
Bernadette Soubirous